La mezcla final de nuestras canciones

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Hoy en día casi todos los músicos disponemos de las herramientas necesarias para poder grabarnos en nuestro propio domicilio nuestras canciones y nuestros experimentos musicales.


Aprender a grabar nuestras guitarras y nuestras voces dentro del software especifico de un ordenador no es demasiado difícil e incorporarle después a nuestras canciones ritmos de batería, bajos, sintes, instrumentos sinfónicos, efectos, etc... tampoco lo es demasiado, pues todo consistirá en unos cuantos meses de paciencia y cuando nos queramos dar cuenta ya estaremos montándonos unas canciones totalmente llenas de instrumentos y de repente nos encontraremos con la cruda realidad de que todo ese tinglado de cosas sonoras tiene que ser mezclado lo mejor posible, para que después pueda sonar como un disco de los de la calle o incluso mejor.

Mi experiencia de mas de 20 años con un mini-estudio profesional dentro de mi casa, creo que me ha enseñado algo sobre como poder abordar la difícil y espinosa cuestión de las mezclas musicales y os voy a contar mis experiencias por si os pudieran ayudar.

Una vez pasados los primeros meses de tener mi estudio montado en casa y empezar a tener que realizar las primeras mezclas de canciones, me di cuenta de que para mezclar, lo principal era tener concepto y el concepto no se podía comprar ni tampoco alquilar, si no que era una cuestión que había que ir adquiriendo y aprendiendo sabe Dios de que manera y en que lugares.

La primera cosa que hice, fue ir invitando a mi estudio a personas que ya tuvieran ese concepto y me pudieran ir dando pequeños consejos sobre como poder mezclar las canciones y la primera cuestión que me impacto fue la palabra plano, pues ellos me hablaban de los planos de los instrumentos y por lo visto los planos de los instrumentos no solo se conseguían con mas o menos volumen o mas o menos reverb, si no que también se conseguían con la ecualización, pero esa ecualización no era la primaria que se le puede dar a cada instrumento cuando se le trata por separado, si no que era una ecualización de retoques finales cuando ya se estaba escuchando un sonido general de toda la canción y de repente había que retocar un instrumento para que este cogiera el tipo de plano deseado en el lienzo general de toda esa amalgama de sonidos.

Pasando varios años luchando por llegar a tener ese concepto artístico y eficiente de la mezcla de una canción, mi mujer y yo que éramos los trabajadores impenitentes de aquel mini-estudio profesional, nos llegábamos a pasar a veces varios días mezclando una canción y complicándonos la vida al máximo para conseguir un sonido magnifico y espectacular dentro de las posibilidades técnicas de nuestro pequeño estudio, pero sin embargo no conseguíamos tener el concepto exacto de los volúmenes.

El volumen de cada instrumento dentro de una mezcla, es lo mas difícil de decidir y de cerrar, pues a cada instante puedes cambiar de opinión y llega un momento en que casi te vuelves loco por miedo a estar haciéndolo mal.

Nuestros primeros sistemas de mezcla eran estos:

1º - Tratábamos cada instrumento de la canción por separado, para revisarlo de ruidos, ecualizarlo lo mejor posible para hacerlo sonar con mas realismo y calidad y al final de todo dejarlo con el nivel de picos adecuado dentro de su canal de salida hacia la futura mezcla general.

2º - Una vez trabajados todos los instrumentos individualmente, estos instrumentos se muteaban en la mesa y empezábamos a realizar la mezcla por capas y la primera capa a colocar en el lienzo sonoro era la batería y la percusión. Si la batería estaba compuesta por piezas separadas y no salía ya en estereo de origen, el tema de decidir a que volumen tendría que ir cada pieza era algo dificilísimo, pues ni mi mujer ni yo tocábamos la batería y nos faltaba esa visión en conjunto del volumen exacto y la panoramizacion de cada pieza rítmica y por lo tanto esas decisiones de niveles siempre eran muy aleatorias, pero al final había que dejar aquello sonando de alguna forma.

3º - Una vez sonando esa batería en el lienzo sonoro, la segunda capa sonora que sacábamos a flote era el bajo y el bajo nos era mas fácil de colocarle el volumen, pues siempre procurábamos empastarlo con el bombo de la batería, para que formaran una maquinaria exacta de respuestas y de impulsos sonoros, la posición en el estereo del bajo siempre la colocábamos un poco inclinada a la derecha como en las orquestas sinfónicas.

4º - La tercera capa sonora a incorporar a el lienzo sonoro, eran los teclados de armonía y esto no era demasiado difícil, siempre que esos teclados no tuvieran un sonido demasiado duro ni chillón y pudieran formar un buen empaste con la batería y el bajo.

5º - La cuarta capa a incorporar era la de los sintes melódicos y los sintes con atmósferas y esta tampoco era demasiado difícil en un principio.

6º - La quinta capa eran las guitarras rítmicas y esta era mas complicada de efectuar, pues también había que procurar que se estableciera una perfecta maquinaria con el bombo y el bajo.

7º - La sexta capa era la de las guitarras solistas o de punteo y esta capa nunca se podría decidir exactamente hasta el final, aunque ninguna de las anteriores tampoco.

8º - La ultima capa era la de la voz del cantante y los posibles coros y solamente se colocaba de una forma aleatoria, pues solamente al final se sabría su volumen exacto.

Toda esta superposición de capas sonoras inicial, no había significado nada mas que una toma de contacto con los elementos sonoros de la canción y a partir de ahí es donde había que empezar a retocar la ecualización de cada elemento para que cogieran esos famosos planos individuales que hablábamos al principio.

Una mezcla con buenos planos es toda aquella en la que todo se puede escuchar y distinguir bien, por muy bajito de volumen que se encuentre y no haya capas sonoras difusas y demasiado escondidas timbricamente dentro del lienzo sonoro.

Después de haberle dado los planos de ecualización a cada instrumento y haberles buscado su punto exacto en el panorama estereo, también habría que ver cual de ellos podría necesitar algo de compresión y una vez decidido lo de la compresión y haberla probado individualmente en los elementos elegidos, habría que volver a revisar los planos de todas las capas hasta que tengamos delante de nosotros una maquinaria sonora mas o menos perfecta.

Después de esto nos tocara meternos con las reverbs y con los delays y tendremos que decidir que elementos podrían necesitar de este tipo de efectos.

Una vez decidido que tipo de elementos llevarían algo de reverb o de delay, tendremos que ponernos a ver que tipos de reverbs o delays le pueden ir mejor al estilo de esa canción y esto nos podría llevar un buen rato, si no es que tenemos de antemano todos los efectos muy conocidos y probados.

Para que los efectos de reverb y delay no ablanden ni difuminen el sonido de los elementos, tendremos que procurar que existan dos tipos de señales del mismo elemento, una con el sonido limpio y por otro lado otro canal independiente entregándonos a ese mismo instrumento con el efecto y así en cualquier momento podremos bajar o subir el nivel del efecto sin que afecte al sonido limpio del instrumento que va en otro canal de la mesa.

Después de todo este laborioso tinglado de las capas de volúmenes, los planos y los efectos, es cuando comienza la verdadera mezcla y desarrollo en detalle de la canción y es cuando tendremos que escuchar esa canción mil veces para seguirle retocando todo a cada momento, hasta que llegara un momento en que quizás nos daremos cuenta de que ya tenemos delante de nosotros un buen lienzo musical.

Conseguir tener un cierto tipo de concepto a la hora de hacer una mezcla de una canción, a mi personalmente me ha costado muchísimos años y hoy en día quizás pudiera decir que lo tengo, pero conseguirlo me ha sido muy difícil y eso que soy músico .

La persona de la que mas cosas he podido aprender respecto al concepto y la elaboración de una buena producción musical, se llama Juan Alberto Arteche, fundador del sello discográfico “Música sin fin” esta persona tenia un concepto tan absolutamente artesanal de como realizar una producción musical que a su lado siempre se estaba aprendiendo y el concepto del tiempo no existía, pues solamente existía la necesidad de hacer un trabajo perfecto, llevara el tiempo que llevara.

¿Como puedo beneficiarme hoy en día de ese concepto en mi estudio? pues los beneficios son que si antes podía tirarme para mezclar una canción dos o tres días, hoy esa misma canción la puedo mezclar en solo unas horas, porque el concepto no te ayuda solamente a mezclar mas rápido una canción, si no que te ayuda a tener absoluta confianza en tus decisiones a la hora de ir avanzando internamente con esa mezcla y nunca dudar tanto con los volúmenes, etc...

Mezclar una canción es como pintar un cuadro, es algo absolutamente artístico, donde nunca tendríamos que tener miedo a nada y solamente dejarnos llevar por nuestra inspiración y nuestro amor por la música.

Un saludo

publicado por César Fornés Berlanga en http://www.guitarristas.info/foro/f88/mezcla-final-de-nuestras-canciones-hueso-duro-del-musico-actual-31743/ (titulo cambiado)